SIEMPRE ESTOY VIGILÁNDOTE

SIEMPRE ESTOY VIGILÁNDOTE
NO HABÉIS DADO OPCIONES, ...SIN PERDÓN

miércoles, 19 de octubre de 2011

HAY UNA EDAD PARA TODO

No se exactamente lo que pasa. Siempre me habían dicho que los jóvenes eran los mal educados y los más déspotas de los seres humanos, supongo que basándose en que aún tienen la sangre caliente y poca vida recorrida.
Por otro lado el oficio que tengo no me ayuda mucho, a que la gente en general, pase desapercibida después de mantener una pequeña conversación con ellos. Ves mucho más que lo que se ve a simple vista, serán seguramente los treinta años de arrastrarse por estos derroteros, obligado a ver pasar mil y una cara con su correspondientes caracteres. La forma de expresarse, de moverse, mirar a su alrededor, de entrar en el local e incluso sus manos con las pertinentes joyas y marcas, dicen muchísimo de una persona. Normalmente te equivocas poco, esta mal que yo lo diga pero.... es así.
Cualquiera pensará que soy un psicólogo, de esos que te hacen estirar e un diván, haciendo que les expliques sus penas. No. No.... mi oficio es mucho más sicoanalista que ese. Trabajo en la hosteleria.

El caso es, que los ves llegar. El, de unos cuarenta y tantos a cincuenta, buena edad donde las haya, para la chulería y pavonaría adulta. Ella de entre veinticinco y treinta y pocos, con pinta de no haber roto nunca un plato, pero, con mas tiros pegaos, que Stallone, al final de Rambo. Uñas, de tener lavavajillas, y con el mejor modelito de Zara, que haya encontrado en rebajas de la temporada pasada, que en ese cuerpo joven, queda de cojones, pero sin clase.
El caso que me ocupa, es uno entre tantos, de una pareja más o menos así. Llegaron y se sentaron. Frente a frente. Les lleve la carta y la cara de el se me hizo familiar, pero, no sabia por que. Encendió un cigarrillo, sin casi apartar la vista de ella, que no paraba de dar conversación, a lo que el, asentía con la cabeza al tiempo que levantaba una de sus cejas. Dándose aire de interesante.
Pasaron unos veinte minutos, antes de que me atreviera a ir a pedirles lo que querían.
-           Que?... no. Ven dentro de un momento. Que no nos hemos mirado nada. _cogiendo en aquel momento la carta, sin mucha prisa. Y con aire de: ¿Por que molestas ahora?
Esa forma de decirlo ya me puso en guardia. Y menudo soy yo, con los chuletillas del tres al cuarto, que no me aguanto ni un pedo. Mientras me esperaba a que se pudiera tomar nota a los “Señores”, me estrujaba la sesera, intentando saber de que me sonaba la cara de aquel tipo.

Joder. Ya sabía quien era. El antiguo novio de una compañera, y amiga, que trabajo con nosotros no hacia muchos meses. Solo me faltó, por si tenía alguna duda, que me lo confirmara otra compañera, que lo reconoció.
Me acerque con un poco menos de tirantez, por eso de quedar bien, con el amigo de un amigo.
-          Hola, buenas tardes. ¿que ya se lo han pensado?- con mi mejor sonrisa.
-          Si, a ver... ¿a ti te va bien eso que hemos dicho?
-          Si, si a mi perfecto. -Dijo ella.
-          Bien pues. ¿los caracoles salsa pican mucho?
-          No. Solo pican un poco Sr.
-          Y.... ¿Están buenos? – Pregunta estúpida, donde las haya.
-          Claro Sr. Que quiere que le diga yo – respuesta estúpida a una pregunta ídem.
-          Bueno pues te traes una de caracoles para picar. Y después – un vaivén con la cabeza mirándose la carta.
-          A mi me traerás- interrumpe ella- unas costillas de cabrito milanesa. ¿son de esas pequeñas? ¿No?
-           Si son de las pequeñitas.
-          Vale, pues eso.
-          Y a mí me traerás...:   Un “suquet” de pescado. Y de beber... Mmmm.  Un Gramona Imperial. Bien frió, ¡he!
-          Muy bien Sres. Que aproveche. – Marchándome.
El resto fue más de lo mismo. Miraditas, medias sonrisas, enseñando los blancos dientes, con cara de tonto del haba. Y ella habla que te habla. Y el que si, que si, mientras chupeteaba los caracoles con esmero.
Viendo que ya no comían, me acerque para retirarles.
-          ¿Estaban buenos los caracoles?
-          Bueno, no estaban mal - con más bien, desprecio o desdén.
-           Eso quiere decir que se los ha comido mejores y peores.
-          Exacto. Eso es exactamente.
Y mientras retiraba los platos, apunte: (en catalán)
- Mig Mig, dons. (Más o menos, pues) Y me fui. Sin más que añadir a la conversación.
 O eso creía yo.
  Recogí la comanda de segundos en la cocina, al salir por la puerta de vaivén note que la conversación de la parejita, en cuestión, estaba en el momento mas álgido. Coloqué el plato al “Sr.”y ceo que en ese preciso momento pensó, que era ya hora de demostrar lo gracioso y duro que era delante de la veinte añera. Y yo tenía que ser, la supuesta cabeza de turco de la gracia del caballero. Pero..... Creo, que se equivoco.
-     Perdone- con pomposidad- ¿que me ha dicho al marcharse? “Fen amics”(Haciendo amigos)
-          No. No Sr. creo que se equivoca.-contesté- He dicho “Mig, mig” Nunca se me hubiera ocurrido decir la otra cosa.
-          Claro, ya me había extrañado a mí. – Medio en risa, mirándose a la chavala.
-          No, pues este tranquilo.-Apuntillé- Yo aquí, solo hago clientes. los amigos, los hago todos fuera de aquí.
      Pequeño silencio.
-   ¿Necesitaran alguna cosa mas?
-          No está bien – con cara de bobo.
En el resto de la comida, no paso nada más de mención. Solo que la sabana blanca del fantasma, iba saliendo de vez en cuando, para que quedara constancia de que seguía allí todavía. Y yo me plantee todas estas cuestiones: un hombre de esa edad y haciendo el ridículo de ese modo. Como un colegial, con ganas de recreo. Sin darse cuenta de que hay una edad para todo, pobrecillo ¿no? La verdad es que tenia pinta de ejecutivo con pasta.
 Pero si era siempre así. ¿De que le vale la pasta?
Y a mi me dio pena. Pena, de necesitar de una tercera persona, que humillar, para hacer reír o, algo parecido, a la pareja.
Con lo fácil que es hacer reír si eres un poco gracioso. Y con lo fácil que es ser interesante y atractivo si tienes algo de clase. Pero claro.... eso no se puede comprar con dinero.

Hablando de dinero. A la hora de pagar me entrego su tarjeta….  Sr. Cabrero.

Después de leer su apellido, muchas dudas se me despejaron......

2 comentarios:

Kermit the Frog dijo...

Hahaha... Como si te estuviera viendo... Muy bueno! Un abrazo tío!

Elquemas dijo...

Un gran abrazo kakarot. Se te echa de menos.;)